Rebienvenid@s a otra temporada más después de las vacaciones de verano. Gracias a tod@s l@s que habéis seguido visitando «El sabor de lo dulce» y » El sabor de lo salado».

Para mí han sido unas vacaciones cortas debido a muchas circunstancias de esas que se juntan para fastidiarte los planes, pero de nuevo espero poder empezar el «curso» con fuerza.

Entre las muchas cosas que os tengo que contar, primero lo dulce, yo empezaría las comidas por el postre, y las terminaría con el postre. Así que a estos dulces que, aunque en otras ocasiones había pasado por La Roda (Albacete) no sabía de su existencia hasta hace dos años, no se les puede decir NO. En nuestra vuelta del Mediterráneo me prometí pasar obligatoriamente por ella para hacerme con unas cajitas.

Lo cierto es que para la distancia que separa La Roda de Santiago de Compostela, y que el viaje lo hicimos de una tirada, llegaron bastante bien.

La Roda es una localidad albaceteña que, más que nada, es famosa por estos dulces. Consisten en un fino hojaldre relleno de una crema suave y espolvoreados de azúcar glasé.

Se dice que su inventor fue Manuel Blanco, y que su nombre se debe al primer catador, Miguelito.

La confitería original fue La Moderna, pero ahora en cualquier pastelería del lugar los puedes encontrar. Nosotros compramos en Gaymon. Es más, hasta hay empresas que los fabrican para grandes superficies.

Como se puede apreciar en la foto, no sólo están los originales rellenos de crema sino también, cómo no, la versión de chocolate. Hay mucha más predilección por los primeros, pero qué puede decir una chocoadicta?, a mí los de choco también me encantaron.

En las cajas, viene una docena y el precio bien no lo recuerdo, creo que los de crema más caros que los de choco, pero alrededor de 6€ cada caja.

Yo los he tomado fríos de la nevera, pero hay quien prefiere tomarlos del tiempo e incluso chafarlos.

Leyendo en la página web de promoción albaceteña incluso hay una historieta que no sé si será más leyenda urbana que pura realidad. Cuando el conflicto entre Miguel Boyer y Ruiz Mateos, este último, propietario de la chocolatera Trappa, quiso poner el nombre «Miguelito» a un dulce elaborado por la empresa. Como el nombre ya estaba registrado para este dulce de La Roda, se tuvo que quedar con las ganas.