Buenoooo, ¡cómo he empezado este año!. Estoy que lo doy todo, oiga. No me puedo creer la cadencia con la que estoy publicando. Ni en mis mejores momentos. 

Tal vez te preguntes qué me pasa, por qué en 15 días ya van 4 recetas, por qué ando yo tan atareada últimamente, de dónde era realmente Cristóbal Colón o, si tengo planeado sacarme el PER de una vez. Vamos por partes:

Mi situación laboral anda, digamos, «complicadilla», así que tengo más tiempo para mi pasióncocineril, pasiónfotográfica, pasiónporti.

Al mismo tiempo, necesito tener la cabeciña ocupada para no pensar en otras «cosiñas/personiñas».

Empecé este blog por una necesidad de compartir, retarme, conocer gente y yo qué sé cuántas cosas más. Así que tenía que ponerme las pilas y seguir igual que empecé, con ganas y a tope.

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La receta que os traigo no es nada conocida. Nooo, ¡¡NADA!!. Seguro que no la habéis visto NUNCA antes. Lo dicho, ¡¡NUNCA!!. Ni probado, ni tocado, ni olido ni,  mucho mejor, disfrutado. ¡¡¡NOOOO!!! ¡¡NUNCAAA!!. Es que yo soy así de original cuando tengo la vena disfrazada de VERDAD es que lo doy todo, pura generosidad.

Venga!! Ya sé que es el clásico más clásico de entre todas las tartas fáciles de foros, blogs y redes sociales. Síiii, lo séeee, os lo juro. Pero es que parece mentira que, siendo una de las primeras, creo, que hice allá por la Edad del Deshielo, hace unas semanas, me dí cuenta que no la tenía publicada en el blog. Y claro, me dije «¿cómo es posible que la tenga Pepita, Marujita, Frisibita, Escojoncita y, hasta, Menurco y no la tenga Berta Castro?. IMPOSSIBLE de los IMPOSSIBLE de toda la vida. Ahora mismo me pongo con ella».

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Vamos, que fue poner la mecha en su sitio y lanzarme a mi fondo de alacena a coger los ingredientes que, por esas casualidades de la vida, siempre tengo.

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Oye, me faltaron minutos para hacerla, minutos para prepararla para su sesión fotográfica y, lo que sí me ha faltado, es tiempo para subirla. Pero claro, entre navidad, todo lo sin gluten del Pableras y los Carnavales, como que no pegaba.

Así que, ahora, disponte a disfrutar en toda su esencia (esencia de pantalla, claro) de esta gran, sencilla, económica y hasta seductora y enamoradora tarta de dos pocholates (para ti «niño mío», que sé lo que te gusta mi pocholatería).

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La/os hay mucho más atrevidos que yo y la hacen incluso de tres chocolates. Una es comedida, aunque no lo parezca. Más bien parezco de comedia o sainete y, creo que con dos está buena la cosa. Que no se trata de empachar de cacao. De empacharse, yo prefiero que sea de amor, risas y complicidad, verdad?.

INGREDIENTES:

Para la base:

  • 1 paquete de galletas tipo María o Pepa o Hermenegilda
  • 75 gr de mantequilla
  • Un chorrito de leche
Para la capa de chocolate oscuro:
  • 100 gr de chocolate tipo postres
  • 90 gr de azúcar
  • 1 sobre de cuajada en polvo
  • 250 ml de nata líquida
  • 250 ml de leche
Para la capa de chocolate blanco:
  • 100 gr de chocolate blanco
  • 90 gr de azúcar
  • 1 sobre de cuajada en polvo
  • 250 ml de nata líquida
  • 250 ml leche
Para adornar:
  • Fideos de chocolate
  • Cacao en polvo
ELABORACIÓN:

Para la base:

  • Tritura el paquete de galletas (si tienes la Thermomix 1 min. Vel.9).
  • Añade la mantequilla fundida y un chorrito de leche e integra todo (en la Thx 5 min, 70º Vel.3).
  • Vierte todo en la base del molde y, con la ayuda de una cuchara unifica.
  • Mételo en el congelador un ratito para que endurezca (ojo, no lo tengas toda la noche. Con un ratito llega y sobra).
Para la capa de chocolate negro:
  • Ralla el chocolate, añade el resto de ingredientes y pon al fuego. Remueve hasta que esté todo integrado, unos 8 minutillos (en la Thx 7 min. 90º Vel.5).
  • Vuelca sobre la base de galletas y reserva para que cuaje. (Yo la meto al congelador mientras hago la segunda capa).
Para la capa de chocolate blanco:
  • Repite los mismos pasos que con el choco negro. Eso sí, cuando viertas sobre aquél, asegúrate de hacer con un tenedor unas rallitas por toda la superficie. ¿Sabes para qué?. Pues para que cuando cuaje la capa blanca, se quede «pegada» a la oscurita y al desmoldar no vaya cada una por su cuenta.
  • Vierte haciendo una especie de fuente. Es decir, vierte la mezcla blanca sobre un cucharón y deja que de éste vaya cayendo sobre la tarta. Esto evitará que hagas tremendo socavón.
  • Refrigera y deja que cuaje.
  • Adorna como más te guste y disfrutaaaa.
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Es una tarta que se hace muy rapidita. Puedes pasar de la base de galletas y emplear unos sobaos, magdalenas, un bizcocho de esos que se quedan siempre secos, etc.

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Al contrario de lo que pueda parecer, no se hace pesada. Bueno, si te tomas la mitad o 3/4 puede que notes algo extraño en el estómago. Yo lo llamo empacho. Pero ya te digo, mejor empachar de amorrrr.

Muacs dulces