Hola de nuevo. Sí, sí, ya me he recuperado de mis andanzas por el Ribeiro que tanta gracia os han hecho y así me lo habéis comunicado via correo electrónico, teléfono, comentarios, facebook, twitter, etc. Bueno, pues eso es lo que quería: que todos pasáramos un rato agradable, que veáis que detrás de todo esto hay alguien con mucho sentido de humor y poco de ridículo.

Un día, otro profesor me dijo que a los que éramos profesores de inglés «se nos suponía simpáticos, un poco loquitos y un mucho con ganas de empatizar y de tener buen rollo» y, desde entonces, esto ha sido algo que me ha dado vueltas y vueltas en la cabeza.

¿Cumpliré yo ese estereotipo?, ¿pensarán mis alumnos que soy todo eso?, ¿me contratará alguien pensando que puedo ser así?……., estas son sólo una pequeñísima muestra de los interrogantes que se me han planteado siempre. Así que, desde el minuto uno, siempre que me han contratado para dar clase, he dejado bien claro, que mi método era «digamos, particular», que mi aula no iba a ser silenciosa, más bien todo lo contrario, un pelín ruidosa (por eso siempre me instalaban en las aulas más alejadas, jaja), y que habría cambios del mobiliario según las necesidades. Y he tenido la gran suerte de que nunca me han dicho NO. Todo lo contrario, en estos casi 20 años dedicada a la formación, he tenido la gran suerte de trabajar en lugares increíbles, con personas todavía más increíbles y, ojalá, yo hubiera sido un poquito increíble para todos ellos (empresas, consultoras, alumnos). 

Cierto es que no me puedo quejar de todas las personas que han pasado por mis clases. Me quedan un montón de amigos, con muchos todavía quedo para tomar algo, para cenar anualmente y, en algunos casos, formo casi parte de su familia. No os podéis imaginar lo gratificante que es la tarea del docente, bueno, la tarea de cómo yo entiendo ser docente. Muchos de mis alumnos me han dicho que no soy una «profe al uso». No, no, ya lo sé. En mis clases, se ríe, se habla, se canta y hasta se come, jaja (muchos de ellos lo entenderán).

Así que sirva esta entrada de hoy para, en primer lugar, dar las gracias por haberme permitido tener una profesión que me encanta, puedo viajar, conocer personas, enriquecerme con ellas, entrar a formar parte de la vida de muchos, reirme un montón e intentar compartir lo que sé. Probablemente no sea la mejor profe del mundo, pero nadie me podrá decir que no me implico, no me preparo o no estoy ahí.

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A veces los formadores nos olvidamos que nuestros alumnos son personas que una vez traspasan la puerta, tienen su vida, sus problemas, sus miedos y sus muchas circunstancias. Yo, los veo como clientes a los que hay que dar el mejor servicio, atención y lo mejor que llevamos dentro (después de cada curso es curioso pero mi báscula me dice cuánto de mi he dejado en ello). Y, en mi, el ser profe y persona van intrínsecamente unidos y no puedo prescindir de ser las dos cosas, y si hay que hacerlo, me quedo con ser persona..

Para todos los alumnos que han pasado por mis clases de Inglés Financiero, Inglés de Negocios, Inglés Comercial, Inglés Técnico, Inglés Marítimo, Inglés de Atención al cliente, Inglés para tiendas, Inglés General en Santiago, Vigo, Coruña, Noia, Melide, Negreira, Pontevedra, Ferrol, A Estrada y de tantas y tantas empresas…….muchos

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A lo mejor pensáis que se me ha ido la pinza en este post, que no hay receta, que estoy equivocada. Don’t worry, os comunico que en breve, todas estas reflexiones las podréis leer en otro de mis blogs:

El Sabor de Berta

Dentro de poquito abriré las puertas de mi bitácora más personal. Así que os emplazo para que me visitéis y comprobéis que hay más vida detrás de un docente de lengua inglesa específica, jaja.

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Síííí, hay receta y como podéis ver por las fotos, algo muy norteamericano. Bueno, ya con esto de la globalización es universal. En fin, que ha crecido con muchos de nosotros, y en nuestro país, cumple 50 años. A ver, aquí las conocemos con el nombre en inglés «doughnut», pero para mí son rosquillas que, para eso, ésa es su traducción al castellano.

Mis doughnuts, son más ligeros en sabor a los originales. No llevan tanta manteca ni grasas. ¿Recordáis alumnos/amigos cuando fuimos a visitar la planta de elaboración en Santiago?, ¡Cuántos se comieron algunos!!, jaja. ¡Cómo olía y ver cómo los bañaban en choco, qué de recuerdos!!. Pena no tener foto para ilustrar la entrada. Bueno, os dejo la receta y sean para todos aquéllos que han pasado por mi vida docente y personal.

La receta es de mi querido Pepinho. A diferencia de él, he sustituído la leche en polvo y el agua por leche entera y, la he amasado en la Chef-O-Matic. Finalmente, los he recubierto de glasa. Para darles forma, he utilizado dos cortapastas de distinto tamaño.

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INGREDIENTES: y algún que otro recortillo de los bujeritos del centro

  • 300 gr harina de fuerza
  • 200 gr harina normal
  • 80 gr azúcar
  • 5 gr sal
  • 250 ml leche entera
  • 4 sobres de levadura de panadería (no es levadura químicatipo Royal sino liofilizada de Maicena)
  • 1 huevo
  • 40 gr manteca de cerdo
Para la glasa: azúcar glas y agua en cantidad suficiente para obtener una glasa con cuerpo. Os soy sincera, la hice a ojo, rectificando si veía que quedaba demasiado líquida.

ELABORACIÓN:

  • Como he amasado en la maquinita , he colocado primero los ingredientes líquidos y posteriormente los sólidos y he programado en el 13 que dura 1hora y 35 min.
  • Si optamos por amasar a mano: primero mezclamos los ingredientes sólidos, añadimos el agua templada y el huevo batido. Amasamos y agregamos por último la manteca. Seguimos amasando y formamos una bola que dejamos reposar una horita.
  • Sacamos la masa, y la estiramos con la ayuda de un rodillo hasta que quede de un grosor de 1 cm.
  • Con los cortapastas cortamos círculos y los depositamos en una bandeja forrada con papel de hornear. Dejamos reposar 1 hora.
  • Freímos en abundante aceite de girasol con mucho cuidado, ya que cogen color muy rápido.
  • Depositamos en bandeja con papel absorbente.
  • Realizamos la glasa mezclando el azúcar glas con un poquito de agua y bañamos las rosquillas.
  • Como véis en la foto, quedan muy esponjositas
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Espero que os gusten, y un besazo para mi amiga/hermana Charlotte Wentges, que hace muchos, muchos años me regaló este juego precioso sabiendo cuánto me gustaban los patos. Charlotte y yo nos conocimos en Oxford y desde entonces hace muchos, muchos años seguimos siendo amigas/hermanas aunque ella viva en Holanda  y yo en Galicia.

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