Hola de nuevo. Este fin de semana he estado intentando una receta que se me está resistiendo. Fueron dos los intentos y los dos fracasos. Pero ya se sabe, en esto de la repostería el ensayo-error es de lo más frecuente.

Como estaba realmente enfadada porque no salía lo que tenía en mente, y para endulzarles la tarde dominguera a los chicos, opté por algo más sencillo y que siempre queda bien: unas palmeritas de hojaldre.

Nada tienen que envidiar a las compradas. Eso sí, el hojaldre no es casero. Nunca lo he hecho y es un tipo de masa al que le tengo respeto por no decir que creo no tener tanta paciencia como para hacerlo.

En este caso nada más que necesitaremos una plancha de hojaldre y azúcar. Más sencillo imposible. El hojaldre que he utilizado es el comprado en una superficie que se anuncia en azul y amarillo y dicen que la calidad no está reñida con los precios. Bien, la plancha en cuestión nos sale por 0.99€ y con ella obtenemos unas 14 ricas palmeritas.

Me he olvidado del paso a paso, pero es tan sencillo que os lo cuento y en la próxima actualizo con todas las fotos.

La plancha es rectangular. Así que lo primero que hacemos es marcar el centro de la misma. Espolvoreamos con azúcar. Traemos el lado derecho hasta el centro y, a continuación, hacemos lo mismo con el izquierdo. Espolvoreamos con más azúcar y pasamos el rodillo suave. Sólo para que el azúcar se impregne bien en la masa.

Repetimos la operación de nuevo trayendo cada lado hasta el centro y espolvoreamos con azúcar y pasamos rodillo. Así hasta que lleguemos al último paso que será montar un lado sobre el otro, espolvorear de azúcar y pasar rodillo. Nos quedará una especie de rulo de hojaldre.

Con la ayuda de un cuchillo cortamos rodajitas de 1 cm de grosor y disponemos en la placa del horno forrada con el mismo papel que viene en el paquete.

Horneamos a 200 grados durante unos 15-20 minutos y retiramos.

Espero que os gusten. Yo creo que sí, y haréis como yo: siempre en la nevera paquetes de hojaldre preparado para matar el antojo de dulce rápido. En casa no duraron nada más que el tiempo necesario para poder hacer unas fotos. Tenía 4 manos intentando llevárselas cada vez que me giraba para ver cómo habían quedado las instantáneas.

Muacs dulces y nos vemos en el próximo post que será muy interesante.