Hacía mucho que no visitaba la casa de Roberto, buffff unos cuantos años…

Hace unos cuantos años estaba entre los favoritos de mi padre y las visitas, los fines de semana, se alternaban entre Casa Patiño (con Ferradáns al frente) y Roberto. Por aquel tiempo llevaba los fogones Roberto padre. Ahora, ha pasado el testigo ,de un local precioso en un marco perfecto, a su hijo.

Con la curiosidad de ver si los sabores seguían siendo los que recordaba, y, a pesar de la tristeza de saber y sentir que un tiempo y una compañía increíbles no regresarán ,cuando Carlos me preguntó hoy, dónde quería ir de entre todos los sitios que me apetecían, le dije: «tengo dos, uno no sé si estará abierto en domingo y el otro queda más cerca». «Bien, tú eliges- me dijo, tú me vas invitar». «Vale- contesté-, pues vamos al Roberto».

Yo creo que Carlos quedó más sorprendido que yo. El hacía los mismos años que no lo pisaba y la idea de que me apeteciera ir a un lugar de los «de papá» le agradó.

Cogimos carretera de Orense y después el desvío a San Xulián de Sales. Aunque son sólo 4km de pistas, son 4 km de pleno campo, de una zona rica en vinos, setas y paisajes.

Llegamos a Roberto, accedimos por el portalón al parking y sólo había un coche. Dudamos si estaría abierto. Subimos las escaleras de piedra que dan acceso al caserón y había una muchacha con escoba en mano suplicándole a una niña que la dejara entrar «que viene gente, abre Enma». Enma es una niña de unos 4 años, rubia preciosa , nieta de Roberto. En el hall Roberto abuelo estaba sentado en el sillón previo a la escalinata jugando con aquella hadita rubia. Preguntamos si estaban abiertos y nos abrieron el comedor…..en la cocina pudimos ver cómo Roberto hijo se disponía a encender fogones.

Para los que no habéis estado en Roberto, deciros que es una casona de piedra al más puro estilo gallego. En uno de sus comedores tiene una lareira en la que caben 5 personas y todo está cuidado a la perfección. El comedor que ocupa la biblioteca era el que reservaba siempre mi padre. Pararme ante él fue difícil, como un flashback vinieron cantidad de imágenes y sonidos.

Entre las opciones nos decantamos por comer a la carta, dejando el menú degustación para otra ocasión.

Mientras esperábamos nos trajeron unos aperitivos compuestos de falsa pizza de sardina y una cigalitas envueltas en pasta brik. Ummm con el hambre que traíamos nos supieron de maravilla. Tal vez la sardina un pelín salada pero la cigalita y su picadillo buenísimo.

Él se pidió unos chocos con arroz y yo una vieira sobre fondo de puré de patata y vinagreta. Los chocos ricos, tiernos, y una ración generosa que nos permitió incluso compartir.

La vieira era un buen ejemplar, poco hecha. Tal vez unos segundos más hubieran resultado perfectos para dejar su centro a punto.

De segundo, él, jarrete estofado y yo un solomillo con foie y setas. Ambos generosos. El solomillo estaba en su punto. Un buen trozo de solomillo no necesita nada más que plancha y sal, tal vez pecaba de pimienta de más. El foie correcto aunque frío y las setas un poco pasadas de más. Con todo, me lo terminé.

Para los postres él que no es de dulces nada. Las opciones eran: sorbete de pera, helado de castaña, tarta mousse de chocolate y chocolate a la sal y aceite. Por supuesto una tarta de mousse de chocolate, pero me trajeron el chocolate a la sal y aceite. No dije nada por la equivocación, estábamos a gusto, y me gustó. Una cantidad más que suficiente para matar mi gusanillo dulce. Es más ,me costó terminarlo.

A los cafés unos petit fours de mini magdalena, lingote de guirlache y bizcocho de pistacho. Este último buenísimo, húmedo y esponjoso.

Nuestra conversación iba y venía recordando anteriores visitas, lo bonito que estaba todo y la poca gente que había (con nosotros éramos tres mesas). En la época de Roberto padre recuerdo que había que reservar casi obligatoriamente si no querías quedar sin lugar. Y mira que tiene mesas… .

Creo que la crisis que está afectando al sector, y que ha hecho que muchos locales replanteen sus cartas, también ha llegado aquí, y es una pena, porque la carta está bien diseñada, y cuenta con dos menús degustación (uno largo a 45E y otro a 25E). Aunque mirando por Internet otras opiniones, los platos no han variado mucho en su oferta.

Sólo por poder estar en un sitio tan bonito con un servicio cuidado y con una calidad de producto fija, merece la pena coger el coche y llegar a San Xulián.

Con una botella grande de agua y un refresco de cola la cuenta ascendió a 80,50E.

Lo que no me gustó y, no sé si se suele hacer en otros establecimientos es cobrar por los aperitivos. Junto con el pan fueron 5E. Bien podría ser cortesía de la casa, no?.

Restaurante Casa Roberto cierra los domingos tarde y los lunes.

Cocina gallega en un marco precioso.

San Xulián 17

15885 vedra

981 511 769

‎Perdonad la calidad de las fotos, pero andaba escasa de batería y no le dediqué mucho tiempo.