¡Bienvenido julio!

Deseo que no traigas contigo excesivo calor. Sabes que yo soy chicarrona del norte y mi piel necesita la humedad de estas latitudes, el fresquito mañanero y, en la tardiña, esa chaqueta que me estiliza. Traerás novedades, sorpresas, dichas y amarguras pero, sobretodo, te pido tiempo. Ese tiempo del que siempre me quejo no tener. Ahora lo necesito de verdad verdadera, pues son muchas los temas pendientes urgentes.

Comienza julio y os traigo la Tarta Pablo. Y lleva este nombre no por nada sino por mucho, por la razón de seguir adelante cuando todo se tuerce. Porque el día 28, víspera de la festividad de su nombre, mi hijo, al que muchos conocéis como Pableras, cumplió 14 años.

Las mujeres no tenemos batallitas de la mili que contar como muchos de vosotros, pero gozamos de la suerte de contar las 

«batallitas del embarazo y parto»

No os voy a agobiar con la historia porque es larga y en momentos, dura. Pero como siempre triunfa lo positivo, digamos que Pableras llegó al mundo un lunes 28 de junio de 1999 a las 20:30 y bueno, mi vida cambió.

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A pesar de que este blog lleva en activo desde el 2007, y que tanto mi madre, mi sobrina Marina y mi sobrina Antonia tienen un dulce que lleva sus nombres, Pablo, injustamente, no tenía una creación pensada en él. Así que me puse manos a la obra la madrugada del 28.

Deciros que comencé la Tarta Pablo a la 01:00 de la madrugada, cuando, a pesar de mi cansancio tras comenzar mi jornada a las 07:30 y estar ésta llena de citas y eventos, no me quedó más remedio que cumplir mi promesa. Me gusta trabajar de noche. La tranquilidad, el silencio….no sé, me parece que el tiempo corre más lento. A las 04:00 tenía la tarta lista descansando en la nevera esperando que amaneciera para ser decorada. Me gusta que reposen las coberturas antes de finalizar las tartas. Así que a las 04:45 me acosté sabiendo que a las 07:30 sonaría mi alarma. No me importó. Era la Tarta Pablo…razón más que suficiente.

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Y, ¿qué lleva la Tarta Pablo?, os estaréis preguntando. Es una versión de la estupenda Tarta Antonia. Una tarta realizada a partir de planchas de bizcocho, como la del brazo de gitano, con sabor a mandarina y trufa fresca (que me encanta cómo queda porque aguanta montada muy bien).

¿Sabéis lo mejor?. Que es una tarta que podemos tomar todos en casa. Lógicamente, llamándose Tarta Pablo, tenía que ser sin gluten y no os podéis imaginar lo fresquita y deliciosa que está. Además con ingredientes sencillos, procesos no laboriosos de más y un resultado que salta a la vista.

A Pableras le encantó, y a mi madre Charo le chifló. Yo no os digo la satisfacción que he tenido al saberlo (a ver, os confieso que detrás de mi presencia que transmite tranquilidad, soy una agobiadilla perfeccionista y ello no siempre es güeno- guardadme el secreto).

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INGREDIENTES:

2 planchas de bizcocho tipo soletilla. Para cada una necesitamos:

  • 150 gr azúcar
  • 4 huevos
  • 5 cucharas tipo postre de pasta de mandarina
  • Ralladura de 1 naranja
  • Colorante en gel naranja
  • 150 gr harina de arroz

Almíbar tpt: misma cantidad de agua que de azúcar

Trufa fresca:

  • 360 ml nata líquida 35%MG
  • 300 gr cobertura chocolate negro
  • 40 gr cacao en polvo
  • 100 gr azúcar
  • 1200 ml de nata para montar 35%MG

ELABORACIÓN:

Para la plancha de bizcocho:

Bate los huevos con el azúcar hasta que dupliquen su volumen. Yo uso la batidora de varillas y lo hago con huevos a temperatura ambiente.

Agrega la ralladura de la naranja y la pasta de mandarina. La próxima vez aumentaré la cantidad ya que el chocolate apaga el sabor de lo que se le pone cerca.

Añade la harina tamizada a los pocos y, con movimientos envolventes, une.

Por último tiñe con el colorante en gel.

Escudilla en una bandeja forrada con papel de hornear y mete al horno precalentado a 180º durante unos 14 min. Reserva.

Para el almíbar:

En un cazo pon el agua y el azúcar al fuego hasta conseguir punto flojo. Puedes añadirle algún licor tipo Grand Marnier o Cointreau. Dejamos enfriar.

Para la trufa:

Hierve los 360 ml de nata junto con el azúcar.

Retira del fuego y añade la cobertura y el cacao en polvo. Remueve todo y deja enfriar. Yo lo dejo de un día para otro en la nevera bien tapado.

Mezcla con el resto de la nata bien fría y monta con la batidora de varillas (ojo que al principio salpica y mucho….pero de un rico)

MONTAJE:

Puedes seguir el paso a paso de la Tarta Antonia pinchando aquí.

Extiende la trufa por toda la plancha

Corta las planchas longitudinalmente en tres trozos.

Toma un trozo y córtalo en tres.

Enrolla uno de ellos y sitúalo en el plato de emplatar.

Ve colocando el resto de las tiras de tal manera que queden bien pegadas a la anterior.

Cubre con una capa de trufa y deja enfriar.

Rellena una manga pastelera con trufa y decora a gusto.

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Ha quedado estupenda. El bizcocho fresquito y humedecido lo suficiente con el almíbar. La trufa de esas que crean adicción y el cumpleañero feliz de poder tomarse este «pedazo de tarta».

Disfrutad del verano y de las vacaciones los que tengáis la suerte de tenerlas. Os espero con más y, ojalá, mejor.

Muacs dulces