Esto de la maternidad es algo extraordinario. Nunca deja de sorprenderte tu hijo. Y así hace el mío.
Ayer llega a casa cerca de las 6 de la tarde y me dice: «mamá, vamos a ponernos a hacer piruletas de chocolate que quedé mañana en llevarlas a clase. No importa cuántas. Yo dije que, por lo menos 10 habría».

Decidme qué hariaís?. Lo mandais de vuelta al cole para que lo reinserten, lo meto en la centrifugadora o simplemente me desmayo en el suelo del susto?.

Y, como no sé decir que no, que las cosas no se hacen así, que me tiene primero que preguntar a mi antes de comprometerse, etc., etc., voy y me pongo a hacerlas. Deciros que terminé a la 1 de la madrugada y que el muy——– cuando las vió por la mañana me dice» que no, que no se llevan así». Me había quedado colocando las chocolatinas y las piruletas en sus bolsitas de celofán con sus cierres y todo…….Ainssssss, casi lo mato.

Al final las llevó porque «no quería disgustarme, pero no estaban a su gusto», y vino sin restos, ni una miguita de chocolate en la bolsa ni nada de nada.

Aquí os dejo una selección de fotos. No les hice foto a las embolsadas porque ya estaba rota de cansancio, pero imaginároslas en bolsitas de celofán de colores con sus cierres haciendo juego, y los ositos y pollitos sobre cucharitas de degustación envueltas en celofán.

Vamos, resumiendo una monada. Así se vino sin ninguna.

Echando mano de los kit de piruletas de chocolate de Wilton esto es lo que salió. Ah, debo deciros que el Kit de piruletas de Pascua me lo trajo mi tía Curra de los EEUU. Qué chulada, una preciosidad. También hice huevitos con pollito, ositos y algún animalito con otros moldes de Wilton para chocolate que tenía ya.

Los colores del chocolate son los típicos de esta celebración: amarillo, rosa y blanco. También he de confesar que podían haber quedado más bonitas y mejor hechas, pero dedicándoles un poco más de tiempo (cosa que ayer era justo lo que no tenía).