Durante mi estancia este verano en Madrid, dediqué una buena cantidad de tiempo a visitar lugares que llevaban en mi lista de pendientes una buena temporada. Pero claro, las vacaciones son para todo el mundo y algunos se encontraban cerrados. Pero, como no hay dos sin tres, y regresé con Pableras, me desquité de lo que no pude en la primera visita hacer.

Uno de los establecimientos que llevaba en esa lista de MUST era el Pomme Sucre. Además me quedaba en la ruta para otros tantos lugares que repetimos unas cuantas veces. Siempre había que volver por algo.

El Pomme Sucre es el concepto de pastelería creado por Julio Blanco, gijonés de pro que desde muy temprano empieza a trabajar en el obrador y que tras formarse con los grandes de la repostería europea, regresa a su tierra para inciar este proyecto de Pomme Sucre. La iniciativa continúa con la apetura de varias tiendas. Una de ellas, ésta en la C/ Barquillo, 49 de Madrid.

En un local precioso diseñado por la hermana de Rosa (al frente del mismo), que regenta en la calle Belén «El Anticuario de Belén», nos encontramos ya al entrar con unas columnas de hierro, que según me comentaba Rosa, en el anterior negocio habían sido revestidas (qué insensatez!) y paredes de ladrillo propio madrileño que le dan ese toque retro a un local decorado al más puro estilo de vanguardia.

Cierto es que lo único semejante que encontramos con respecto a su matriz en Gijón, son los expositores, pero el local tiene un ambiente desahogado, amplio y lo suficientemente lleno de exquisiteces por las que cuesta decidirse.

Como llegué a la hora del desayuno, un descafeinado y un típico croissant Pomme Sucre fueron mi compañía.

Hacía tiempo que no probaba un auténtico croissant de hojaldre, nada parecido a lo que por muchos lugares nos ofrecen como una masa en forma de cuerno y poco más. Al partirlo se descubría cada capa de hojaldre de una finura rallando lo más heavy. Todo por 2.90€ me pareció hasta barato. El mejor croissant en mucho tiempo de verdad!

El local no cuenta con mucho espacio para degustar, escasas 3 mesas, pero la hora y la fecha en la que acudí (30 agosto a las 10:00), hicieron que me encontrara solita y que Rosa, muy amablemente me dejara fotografiar y me explicara cómo funciona el obrador, los productos, la clientela que les visita y las encargas que se pueden realizar tanto de dulce como de salados, la gama de surtidos de canapés para cocktails, etc.

La pastelería es muy de influencia francesa, los mignardieses, petits fours, macarons, la bollería, el hojaldre, los vasitos, las tartas para viajar, las tartas, etc. muestran un gran saber hacer y un mejor sabor. Nada de aditivos, todo de primera calidad tanto en la pastelería dulce como en la salada: cokas, barritas, quiches, sandwiches, canapés de coctél…..un largo etcétera de sabor.

La bandeja de petit fours compuesta por Azabache, Royal, Sacher (en forma de paquetito), Praliné, Mazapán, Chocolate, Tahití y Mandarina sale por 21€. Estamos hablando de alta repostería y también las podemos encontrar en formato tarta. Los Macarons en caja de 12 unidades surtidas de 12 tipos por unos 18€ no está nada mal comparando otras ofertas en la misma ciudad.

El calor de Madrid y que la vuelta se hacía en coche me impidieron poder traerme alguna tarta semifría, como era mi intención, o unos vasitos. Hubiera sido una inconsciente y por el camino nos lo hubiéramos tenido que comer todo, jaja, así que la opción era clara, aunque no la que a mi me hubiera gustado tomar: plum cake de chocolate, plum cake de chocolate con nueces y Madeleine con frutas confitadas. Sólo tengo que decir que «supieron a poco».