El flan es uno de mis postres favoritos. Bueno, creo que deben ser todos los que lleven huevo: flan, natillas, crema pastelera, …).

Recuerdo que desde muy pequeña siempre que mis padres nos llevaban a comer a algún restaurante ( y vaya si lo hicieron y a los mejores…Gracias Papá y Mamá) el postre que yo pediría no era ninguna incertidumbre para ellos. Siempre flan y con nata.

En aquella época, para mí un restaurante que no tuviera en su carta un flan de esos de quitarse el sombrero, no era restaurante ni nada.

A lo mejor pensais que esto que digo es una tontería , pero no. Aunque este postre no tiene ninguna ciencia, hay muchos sitios que lo sirven insípido, pasados en el punto de cocción y con ligeros toques de agua o de gelatina.

Pues bien, me hice una experta aficcionada a los buenos flanes y lo que solía recordar de los establecimientos a los que nos llevaban mis padres eran los postres, y más en concreto, los FLANES.

Recuerdo con adoración los flanes de La Tacita de Oro en Santiago de Compostela, o el del Camilo que preparaba Leonisa con tanto amor y buen humor ( lo mismo que su bizcocho de nata. Jamás volvimos a probar uno igual…..¿verdad mamá?). Y os hablo de cuando tenía 8 años….

Pero no sólo guardo recuerdo de los flanes comidos fuera de casa. El de mi abuela Marina era el mejor. Ahora, el de mi suegra es estupendo, pero el de mi madre (de la que he aprendido todo lo que sé de cocina) se lleva la palma. Y este es el que os dejo hoy.

Tengo un amigo que es un auténtico forofo del flan. La historia del por qué es enternecedora y no la voy a contar porque es un lector de este blog. Pero cuando descubrí su pasión por este postre, pasión, por otra parte, compartida, decidí que siempre que fuera a su casa ( que vamos muchísimo a cenar) le llevaría un flan para él solito. Y así es, se lo come directamente de la flanera. Y todo para él. Es de los momentos que más gozo, porque, aquí en casa, ninguno de mis hombres es dulcero. Así que Miguel, este flan también es para ti. O….era. Porque ya lo he empezado.

En la elaboración del mismo se utiliza un adelanto del siglo pasado: La Olla Rápida. Yo, una WMF. Pese a lo que pudiera parecer en un principio, no le quita nada de sabor, ni untuosidad ni nada el que se haga en menos tiempo. Este tiene una textura suave, suave que se desliza por la boca solo.

INGREDIENTES:

  • 3 huevos
  • 1 bote pequeño leche condensada
  • 1 medida y media de leche entera del bote de leche condensada
  • 1 cucharada de azúcar
  • Caramelo para el molde
ELABORACION:
  • En un bol batimos todos los ingredientes con la batidora.
  • Vertemos la mezcla (colándola) en una flanera apta para la olla a presión, que previamente hemos caramelizado.
  • Introducir la flanera en la olla rápida y añadirle un poco de agua (como unos 3 dedos).
  • Cerrar y esperar a que coja presión.
  • En el modelo de olla rápida WMF cuando salen los dos aritos rojos esperamos 11 min. exactos.
  • Retiramos del fuego y esperamos para abrir la olla.
  • Enfríamos ,desmoldamos y adornamos.

Me acabo de dar cuenta que este es el post en el que más he escrito. ¿Por qué será?